La lipoescultura es la técnica que permite eliminar depósitos de grasa que se almacenan entre la piel y el músculo. Con esta intervención se consigue mejorar el contorno del cuerpo de forma definitiva, puede realizarse en muchas partes concretas del cuerpo, como: piernas, nalgas, abdomen, papada, etc. Este procedimiento no está indicado para tratar la obesidad, sino para moldear el cuerpo y mejorar zonas concretas del cuerpo. Se trata de una operación sencilla que se realiza con pequñas cánulas que se insertan en zonas concretas y eliminan la grasa localizada.
Los resultados pueden apreciarse pasado un mes desde que se realizó la intervención. Para que sean definitivos, el paciente deberá seguir una dieta sana y equilibrada. En cuanto a las complicaciones, estas son parecidas a las de la liposucción: existen riesgos de seromas, hemorragias, mala cicatrización, infección… Pueden aparecer también coágulos de sangre. Además, al ser una cirugía más minuciosa, siempre existe el riesgo de que algún nervio u órgano se vea dañado.
En el caso de la lipoescultura, las incisiones son de menor tamaño, aproximadamente de 5 mm. A través de ellas, el cirujano introduce unas delgadas cánulas que absorben los depósitos de grasa. Al ser muy pequeñas, las incisiones apenas se ven.
Al ser una técnica más compleja, el posoperatorio es un poco más largo que con la liposucción. Además de analgésicos para el dolor, el paciente deberá guardar reposo al menos una semana. También deberá usar una faja posquirúrgica un mes y evitar la exposición al sol, así como el tabaco y el alcohol.
Al igual que la liposucción, la lipoescultura no se recomienda en personas con enfermedades coronarias, diabetes, vasculares o circulatorias. Tampoco en personas que hayan sido sometidas a operaciones en las zonas donde se vaya a intervenir. Asimismo, está contraindicado en pacientes con problemas de coagulación o de obesidad. No se realiza en menores de edad ni en mujeres embarazadas o que estén amantando.